Me cuentas lo íntimo y se convierte en secreto. Confidente de Joe o espectador de Nymphomanyac. Escucho, imagino y puntualmente utilizo la palabra hablada o muda como signo vital.
Me cuentas lo íntimo y se convierte en secreto. Y te escucho. El roce primigenio, una piscina en el sueño del baño, la inocencia y libre. Un padre que te cuenta de su roble, el alma, y tú que lo quieres.
Me cuentas lo íntimo y se convierte en secreto. Y la gente habla de obsesiones perversas, cuando también anhelan silencio y despacio. El pudoroso justo medio se reprime infeliz en deseos negados, pero ella, injusta, levita y se muestra.
Me cuentas lo íntimo y se convierte en secreto. Y casi en delito. Primer plano hondo de la infancia y de la soledad, y a lo lejos planos generales de soplo violento y de soplo gimiendo, e imágenes de ayer a modo de postales risueñas y recuerdos hipócritas. Silueta fetal y entre la hierba.
Me cuentas lo íntimo y se convierte en secreto. Y confidente o espectador me aprovecho de tu sinceridad y de tu confianza, atento a la gracia y surge el elemento del crimen.
Me cuentas lo íntimo y se convierte en secreto. Me confías, yerro y me matas.
Nymphomanyac (2013-2014), de Lars Von Trier.